DIA 1: lunes, 18 de marzo
¡Nos vamos a Praga! Todo comenzó cuando llegamos al aparcamiento
del centro cultural “La Despernada”. Como en todos los viajes, las maletas de
las chicas parecían contener ropa para un año entero, mientras que en las de
los chicos solo parecía haber espacio para los calzoncillos. A pesar de las
dimensiones de las maletas de las chicas, al final conseguimos meterlas todas
en el maletero del autobús.
Llegamos al avión. Después de haber tardado una hora en
facturar y llevar acabo todo lo necesario para embarcar, comenzaron las peleas
por los asientos...Fue difícil, pero conseguimos sentarnos todos. El avión
despegó y después de tres horas... ¡por
fin estuvimos en Praga! (¡Enhorabuena a todos aquellos que superaron su miedo a
los aviones!)
En el hotel, llegó el momento de las peleas por las habitaciones. Creíamos que habíamos conseguido instalarnos todos correctamente, pero llegó a nuestros oídos que la habitación de Edu y Xiky estaba ocupada por un gordo, y por tanto no tenían habitación. En ese momento, comenzamos a escuchar las quejas de los chicos al ver las camas de matrimonio, en especial aquellas quejas de Navea (¡enhorabuena a todos aquellos que superaron su miedo a las camas de matrimonio!).
Estaba todo nevado. ¡Qué bonito! |
En el hotel, llegó el momento de las peleas por las habitaciones. Creíamos que habíamos conseguido instalarnos todos correctamente, pero llegó a nuestros oídos que la habitación de Edu y Xiky estaba ocupada por un gordo, y por tanto no tenían habitación. En ese momento, comenzamos a escuchar las quejas de los chicos al ver las camas de matrimonio, en especial aquellas quejas de Navea (¡enhorabuena a todos aquellos que superaron su miedo a las camas de matrimonio!).
¡Llegaba la hora de dormir! Pero, obviamente, nadie quería
dormir, por lo que optamos por “liarla”. Fue entonces cuando conocimos a
Walter, ese segurata tan majo que nos vigilaba silenciosamente.
DIA 2: martes 19 de marzo
¡Comienza nuestro primer día de turismo! Tuvimos que
madrugar, dado que el autobús salía a las nueve, cosa que a nadie le sentó
bien, después de una noche algo "movidita". Nos alegramos al
comprobar que el desayuno era variado (desde tostadas hasta macarrones) y
estaba muy rico, a diferencia de la cena de la noche anterior. También nos
alegró mucho que todo Praga estuviera nevado.
Una vez dentro del autobús, conocimos a nuestra guía, una checa con una
extraña pronunciación, la cual nos empezó a explicar la historia de los
castillos, puentes, "etchétera, etchétera, etchétera".
Con nuestra guía checa |
Comenzamos nuestra visita panorámica de Praga.
Primero, vimos la catedral de San Vito y el palacio donde vivía el presidente
de la Rep. Checa, ambos edificios estaban custodiados por unos extraños
soldados. Luego, callejeamos un rato hasta que llegamos al puente de Carlos IV,
un puente muy bonito donde todos pedimos un deseo. Continuamos viendo el casco
histórico de Praga, destacando la impresionante torre del reloj. Tras tres
horas de turismo, acabamos nuestra visita guiada en la plaza de Wenceslao. Aprendimos cómo funcionaba el metro y nos
dirigimos al hotel ya que algunas no se habían llevado ropa adecuada y se
habían mojado los pies.
Como era la hora de la comida, nos dejaron tiempo
libre y cada uno comió donde quiso. Solo unos pocos se atrevieron a comer
comida checa. También, fuimos pocos los que probaron el dulce típico de Praga
(no tan dulce) que se llama “Trdlo” , este tenía forma de rollito de primavera
pero hueco en su interior, y sabía parecido a una torrija pero menos dulce y
con el pan duro.
Una vez finalizado el tiempo de la comida, regresamos en
metro al centro de la ciudad. Nos dejaron tiempo libre para visitar esa zona y
para hacer las primeras compras. Luego, tuvimos que volver a coger el metro.
Pensando que la seguridad del metro era muy escasa, mucha gente no pagó el
ticket, con la mala suerte de que esa noche pasó el revisor, quien consiguió
coger a siete personas ya que el resto huyó corriendo. A los multados no les hizo mucha
gracia ya que tuvieron que pagar 800
coronas checas (32€).
La noche fue muy parecida a la anterior
(con llamadas telefónicas entre nosotros mediante los teléfonos del hotel) por lo que volvimos loco a Walter 2 o
"pingüino", según los italianos que conocimos en el hotel.
DÍA 3: miércoles 20 de marzo
¡Salimos de Praga! ¡Vamos a Karlovy Vary! Ese día la
gente se abrigó más, porque aprendió una valiosa lección: en Praga hace mucho
frío (¡enhorabuena a todos!). Pasamos dos horas en el autobús hasta que llegamos a Karlovy Vary, en las cuales todos aprovechamos para recuperar el sueño, bueno, todos excepto la guía, que seguía
con su "etchétera, etchétera" sin parar de hablar (fue cuando nos
dimos cuenta de lo pesada que era).
Nuestra primera foto de grupo |
Estuvimos toda la mañana visitando la ciudad balneario que estaba llena de fuentes termales. Algunos valientes se atrevieron a probarla. También, algunos chicos tuvieron la idea de hacer una prueba un tanto estúpida (normal, son chicos), esta consistía en comprobar quién aguantaba más con la mano bajo el agua hirviendo (72º), aunque desconocemos quién fue el ganador.
Por la tarde, nos dejaron tiempo libre para hacer compras. Volvimos al autobús y de nuevo dormimos. Esta vez la guía no
habló, lo que agradecimos mucho...
DÍA 4: jueves 21 de marzo
¡Último día de turismo! Ese día, teníamos que levantarnos una
hora más tarde de lo habitual, pero no todo el mundo se enteró (Laura, Isa,
Tamara, Alejandra, Felipe, Daniel Puado, Daniel Cortés y Fer se levantaron una
hora antes y no les hizo ninguna gracia...¡Enhorabuena por madrugar! ).
Empezamos caminando hacia el funicular del monte Petrín, pero
estaba cerrado (¡Enhorabuena profes por enteraros tan bien!). Continuamos
andando hasta llegar al cementerio judío y las tres sinagogas, algunos entraron
y otros no.
Llegó la hora de la comida, tras la cual tuvimos mucho tiempo
libre para despedirnos de la ciudad. La mayoría volvieron al hotel, unos pocos
nos quedamos en el centro de la ciudad, haciendo otro tipo de actividades como
ir a un concierto de música clásica o subir a la torre del reloj.
Junto al famosísimo Reloj |
DÍA 5: viernes 22 de marzo
¡Adiós Praga! Tocó hacer la maleta, llena de regalos, y no
cerraba (imaginaos las maletas de las chicas). Luego, tuvimos que devolver las
múltiples tarjetas que todos habíamos acumulado, debido a pérdidas, olvidos,
mal funcionamiento, etc. (¡Enhorabuena a
aquellos que consiguieron aguantar todo el viaje con las dos únicas tarjetas
del principio!).
El avión despegó rumbo a Madrid, y nos despedimos de Praga...
Al pasar las tres horas de vuelo llegamos a nuestro destino, aunque algunos tuvieron la sensación de que el piloto se había perdido debido a todos los giros que hizo al aterrizar. También, nos dimos cuenta de que no todo el mundo superó su miedo a los aviones en el primer vuelo, ya que a Laura casi le da un ataque de ansia en el despegue... (¡Enhorabuena a la gente que la aguantó y consiguió tranquilizarla durante el resto del viaje!)
En el aeropuerto |
Al pasar las tres horas de vuelo llegamos a nuestro destino, aunque algunos tuvieron la sensación de que el piloto se había perdido debido a todos los giros que hizo al aterrizar. También, nos dimos cuenta de que no todo el mundo superó su miedo a los aviones en el primer vuelo, ya que a Laura casi le da un ataque de ansia en el despegue... (¡Enhorabuena a la gente que la aguantó y consiguió tranquilizarla durante el resto del viaje!)
Al final nuestro viaje
acabó donde lo empezamos, en el aparcamiento de “La Despernada”. Allí cada uno
se reunió con sus padres y volvió a casa para descansar y reponerse del viaje, no
sin antes contarles nuestra aventura checa.
Nos sorprende el hecho de que todos hayamos llegado a Madrid,
sobre todo Javier, el profe de Tecnología, que se perdió en varias ocasiones...
Al igual que varios alumnos...
Queremos agradecer a Ana, Miguel y Javier (los profes) su paciencia, porque sabemos que aguantarnos no es fácil, y agradecer a todos los demás el simple hecho de haber ido al viaje, ya que entre todos hemos conseguido que este viaje sea INOLVIDABLE.
Queremos agradecer a Ana, Miguel y Javier (los profes) su paciencia, porque sabemos que aguantarnos no es fácil, y agradecer a todos los demás el simple hecho de haber ido al viaje, ya que entre todos hemos conseguido que este viaje sea INOLVIDABLE.
Tamara Prada y Laura Cardenal